De película

La vida Mark Weingard es digna del mejor guión de cine. Hijo de taxista, economista, empresario y hombre hecho así mismo, digamos que es poseedor de un sistema de creencias muy particular; uno que le conduce a compensar lo negativo de la balanza con lo positivo.
Las circunstancias de la vida hicieron de él un filántropo vocacional que considera fundamental el voluntariado, así como la ayuda al prójimo.
De todas las divisas, el tiempo, por perecedero, es su favorita. Y su talismán infalible, las buenas personas.
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